Que conste que me lo topé leyendo el blog de Akin. La culpa es suya ;)
Para no ser cutre all the way, encasquetando otro YouTube en plan indulnegligencia, éste viene con historieta.
1982. Mis amigas y yo tuvimos una fase show business, que no recuerdo cuánto duró, quizá años, pero que tuvo su apogeo en 4o de EGB. Hacíamos "coreografías" y las bailábamos en actuaciones en clase. Tengo muchísimos recuerdos del tejemaneje que nos traíamos diseñando "el baile", practicándolo, finalmente actuándolo y, en el medio, peleándonos, compitiendo, amigándonos, riéndonos. Baile para arriba, baile para abajo, todo el tiempo.
Yo es que tuve un 4o muy particular, porque "la seño" faltaba mucho; estaba enferma y, de hecho, acabó muriendo. Así que tuvimos un montón de parones en la rutina, rellenados por el colegio con profesores sustitutos. Los pobres no podían con nosotras.
Pensándolo con la perspectiva mía actual, me da la impresión de que andábamos alteradas por el tema de "la seño", ansiosas, nerviosas, asustadas, porque la queríamos mucho y porque era "la seño", caray. Así que nos subíamos por las paredes. Una clase de 38 niñas de 9 años azotadas de la vida, desobedientes, inquietas, contestonas, rabos de lagartija.
Una ventaja de tenerle la moral comida a los sustitutos era que nos daban rienda suelta con lo creativo, sobre todo uno de ellos, que era el que más a menudo venía. No dabamos golpe de lo que se suponía que teníamos que hacer, pero currábamos de lo lindo. Actividad casi diaria: escribir un cuento en 20 minutos a partir de tres palabras que se establecían al principio, dichas al azar. Esto era una pasada. Y por supuesto, "los bailes". Los más especiales eran, claro está, los que hacíamos de bienvenida a "la seño" cuando volvía después de una temporada de baja. Pero cualquier otra cosa nos valía también: para rellenar huecos en el horario, para entretener a la gente mientras esperábamos por el autocar, cumpleaños, porque sí... Nos entreteníamos y nos desfogábamos.
No me acuerdo qué excusa teníamos para hacer un baile con esta canción de Yuri, pero fue algo impactante, puro sudor y lágrimas. Como comprenderéis, la coreografía del vídeo, original, como la define Akin, nos ponía el listón muy alto. (Aquí procede poner un montage tipo "Rocky" o, mejor "Flashdance", del arduo esfuerzo, de la pasión, de la perseverancia con la que acometimos el desafío. Con música de la que inspira a un cínico.) Tanto, tanto nos entregamos al baile de "Este amor no se toca" que acabamos a la greña, justo antes de salir a escena. Yo, muy chula, que es lo que siempre me pierde, les dije ahí os quedáis, petardas. Y ellas salieron a hacer el baile, echándome miradas asesinas al compás de los pasos y culminando la venganza de forma vil e inesperada. Al twist que habíamos ideado para acompañar la frase del estribillo "eeeeste amooooor... noooo se toCA", ellas le añadieron la puntilla, puntualizando el CA con cortes de manga simultáneos y dedicados. A mí, claro.
Siento la falta de entradas con sustancia, pero es que ando muy malina,
moqueando en la almohada y sin ánimo de mucho. Así que ahí va otra
pausa retro, aunque falte material del que tomarse una pausa...
Una obsesión de la infancia: Mazinger Z (mi parte favorita era Afrodita con sus "Pechos fuera!!!!"... jejeje, hay días en que ya me gustaría, ya...)
Bueno, no me queda más remedio que rendirme a la evidencia: lo de pasar las horas enredando en el YouTube no es una fase, es un estilo de vida. Y para que no sea una pérdida de tiempo total y absoluta, he decidido colgar perlas nostálgicas una vez por semana y llamar "Pausa Retro" a este hábito semanal, más que nada por darle un toque oficial y una apariencia de productividad.
El censo de EE.UU. no incluye información sobre la identificación religiosa de la población, por aquello de la separación de estado e iglesia, así que suele ser muy difícil encontrar estadísticas completas al respecto. A través de Gothamist, he dado con el Glenmary Research Center, una organización que se ha dedicado, entre otras cosas, a cubrir ese hueco y que ha publicado una serie de mapas que ilustra los porcentajes de creyentes de cada religión en todo el país en el año 2000. Me parece particularmente útil que hayan dividido los mapas por condado y que hayan usado un código de colores, para poder apreciar mejor las sutilezas y complejidades de este batiburrillo que es EE.UU.
Este mapa, por ejemplo, es una ilustración global de los niveles de religiosidad confesa de todo el país, independientemente de la afiliación de cada uno:
Lo miro y me acojono, porque sé que esa cantidad de rojo vivo no sólo reza mucho sino que también piensa poco. Otro mapa interesante es éste, que ilustra el porcentaje de población judía en el país:
Me apetecía poner estos dos mapas juntos porque el contraste es significativo. Es un argumento visual para todos aquellos que creen a pies juntillas, basándose en poco más que prejuicios paranoicos, que "los judíos" controlan EE.UU. Será porque son una mayoría tan apabullante...
A mí, desde mi desconocimiento total del protestantismo, tanto me da un metodista que un presbiteriano, aunque sí sé que los baptistas son de temer por su intransigencia juzgona. Por eso echo de menos que hayan hecho un mapa que reúna a todos los protestantes, porque no dejan de estar relacionados entre sí. Creo que, para una española como yo, el cristianismo siempre se divide en protestantes, católicos y ortodoxos. En EE.UU., al ser mayormente un país protestante, las diferencias entre los diversos brotes de esta rama cobran mayor relevancia. Supongo que por eso no los agrupan como un solo bloque. A los musulmanes, por ejemplo, sí los agrupan sin divisiones ni matices.
Los que me caen muy bien son los cuáqueros, que se denominan a sí mismos "amigos", yendo ya por delante con su buena onda y mejor talante ;)
A quien le interese leer un análisis en profundidad sobre este asunto, le recomiendo este artículo en Regions of Minds. Aunque no comulgo con la tendencia ideológica del autor, su lectura de los mapas es bastante interesante, minuciosa y, que yo sepa, desprovista de tergiversaciones políticas.
(imprescindible: voz de narrador de trailer de Hollywood): "What happens when everything you knew... was gone? And you must live life all over again..."
Me encanta una de mis profesoras. Es muy inteligente y carismática, con un tipo de atractivo muy particular. No me refiero a su estética, aunque presumida sí es y va muy peripuesta... en plan guay, pero peripuesta. No es eso. Lo que impacta es la presencia. Es de esas personas que imponen, que enganchan. Tiene el atractivo de una psicoterapeuta de calidad, ya curtida en la profesión; tiene un saber estar impecable, arbitra el debate en clase con guante de terciopelo invisible, nunca pierde el pulso de las dinámicas personales (cada palabra sopesada y decidida) pero tampoco pierde la autenticidad en ningún momento.
El contenido de la clase en sí no es física cuántica precisamente. Es una clase facilona, de escaso contenido teórico, pero que sirve una función importante: repasar lo aprendido en el trascurso de dos años y, sobre todo, prepararnos para la realidad que nos espera en un mes. Licencia del estado, buscar curro y un montón de "no-os-asusteis-por-el-cutrerío -que-hay-ahí-fuera". Sí, la clase es fácil, pero crispa los nervios.
Y es mi clase favorita con un cacho. Sólo observar a la profesora, cómo maneja situaciones con las balas perdidas de la clase -que siempre hay tres o cuatro, qué castigo-, es ya un cursillo acelerado de "clinical skills". A la niña tonta que es adicta a oír su propia voz, a la que te dan ganas de pegar un corte para que deje ya de decir sandeces, ella le contiene la ansiedad, abstrae lo esencial, se lo valida o le pone los puntos sobre las íes con una sutileza que parece una caricia. A la sabelotodo que cae mal a todo el mundo, ella le da la palabra con buena cara cada vez que se desgañita mano en alto, pero no cae en sus trampas lameculos ni le celebra los comentarios, quitándole así incentivos para seguir dando la brasa pelota. Es un placer verla en acción y aprender por observación.